21 h, Sala 2, 10 € / 8 € (anticipada), Escorxadijous / teatre físic - dansa
ULTRAinnocència
loscorderos.sc
Foto: Rojo Barcelona |
Com en va dir l'Eduard Molner en aquesta crítica a La Vanguardia, l'espectacle comença amb dos "oficiniestes excèntrics", amb els tirants que fan d'arnesos i que reciten una lletania: "es-pi-ri-tu-al". L'escenografia són unes ràdios penjades del sostre, unes ràdios que són objectes però esdevenen personatges. L'escena és pulcra i neta, quasi essencial, depurada. Hi ha tant treball al darrere d'aquesta peça que només se n'aprecia la netedat, reflectida en l'escenografia, però també en un espai sonor magnífic. La paraula esdevé a loscorderos extensió del cos, i del moviment, i és utilitzada com una eina més d'aquest "teatre bastard" de què parla aquest "ramat" al seu Manifiesto del Teatro Bastardo (cliqueu l'enllaç i, un cop a la pàgina, seguiu avall per trobar el Manifiesto).
Una peça que ens parla de Déu, de l'espiritualitat, de l'intangible, des de la corporeïtat i des de la contundència. Perquè, com va escriure Rosalía Gómez al Diario de Sevilla: "gusten más o gusten menos sus piezas, el trabajo de loscorderos tiene siempre algo de verdad que nunca defrauda."
Hay que ser ultrainocente para creer en lo intangible, para crear lo inexistente.
Hay que ser ultrainocente para seguir caminando, para no dejarse engullir, para no dejarse morir.
Hay que ser ultrainocente para mover montañas, para ver la luz, para escuchar el mensaje.
Hay que ser ultrainocente. La inocencia ha muerto.
Hay que ser ultrainocente para creer que esto es lo real, que es lo que hay.
Hay que ser ultrainocente para saber que uno no cree en lo que quiere, sino en lo que puede.
Para ver que todo es una ficción y dejar de luchar contra la realidad.
Para no creérsela.
Para crear otra.
La realidad esta vez no superará a la ficción.
Víctimas de la teoría, llegó el momento. Sintonizar el silencio, asumirlo, tal vez disfrutarlo. Recolectores de minúsculas verdades a la caza de la timidez divina.Ultrainocencia, una fe empírica en la incertidumbre como puerta hacia todas las posibilidades. Equilibrismos del alma a ras de suelo. Carne al servicio del espíritu creativo que nos mueve.
Hay que ser ultrainocente para seguir caminando, para no dejarse engullir, para no dejarse morir.
Hay que ser ultrainocente para mover montañas, para ver la luz, para escuchar el mensaje.
Hay que ser ultrainocente. La inocencia ha muerto.
Hay que ser ultrainocente para creer que esto es lo real, que es lo que hay.
Hay que ser ultrainocente para saber que uno no cree en lo que quiere, sino en lo que puede.
Para ver que todo es una ficción y dejar de luchar contra la realidad.
Para no creérsela.
Para crear otra.
La realidad esta vez no superará a la ficción.
Víctimas de la teoría, llegó el momento. Sintonizar el silencio, asumirlo, tal vez disfrutarlo. Recolectores de minúsculas verdades a la caza de la timidez divina.Ultrainocencia, una fe empírica en la incertidumbre como puerta hacia todas las posibilidades. Equilibrismos del alma a ras de suelo. Carne al servicio del espíritu creativo que nos mueve.
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